lunes, 26 de septiembre de 2016

PARADOJAS

Cuando hablaba del proceso de escritura como algo que requiere tiempo, reflexión, orden, cuidado de la ortografía, elegir las palabras adecuadas y bastantes revisiones, de algún modo se contradice con mis deseos de escribir contrarreloj para presentar una novela a un concurso. Tenemos por un lado una meta y la consiguiente motivación del reto que supone escribir deprisa, con poco tiempo para completar una novela que se adapte a las bases de un determinado concurso, y por otro, la necesidad de reflexionar bien sobre lo que se escribe y hacer constantes revisiones o buscar apoyos para pulir el trabajo realizado.

¿Qué hacer? ¿Cómo podemos unir estos dos polos opuestos? Por el momento no sé la respuesta. Una cosa sí podría decir y es que los seres humanos vivimos llenos de paradojas o contradicciones y seguimos adelante. Yo estoy en el mismo saco y cada día tengo que convivir con mis propias incoherencias y también con las de mi entorno. Por el momento, lo único que se me ocurre es cambiar mis motivaciones para escribir, cosa que ahora mismo no me parece nada fácil.

Lo cierto es que participar en un concurso literario es algo que me atrae, aunque no lo suficiente como para presentarme constantemente a diferentes concursos. El premio obviamente también me parece un atractivo interesante, pero tampoco me parece del todo suficiente ni el principal motivo por el que escribir. Para mí, lo que más atractivo me genera es el reto de hacer un trabajo concreto, acotado en plazos, características, etc. Aunque quizá hay otro aspecto que me resulta interesante de un concurso literario, como es la posibilidad de consagrarme como escritor y empezar a crear un nombre en el sector. Esta podría decir que ahora mismo debería ser mi mayor motivación a la hora de presentarme a un concurso, pero una vez logrado ¿Qué? Ha de haber algo más y ya lo dije en su día en la entrada “JUSTIFICACIÓN”. Y releyendo lo que escribí en su día sobre mis inquietudes personales, hacer algo con mayor trascendencia, contribuir a mejorar las relaciones humanas… Todo eso me sigue pareciendo bastante utópico y por el momento no tiene el peso suficiente para que me ponga a escribir como un loco.



Si me devano un poco más los sesos, para alimentar esas ganas de escribir sin duda ha de atraerme la historia, tanto como si fuese un lector enganchado a una interesante novela que quiere leer ávidamente hasta el final. Pero para mí, lo más importante es lo que hay detrás de la escritura: la lectura y por consiguiente los lectores. Considero pues que ahora mismo esta ha de ser mi mayor motivación: escribir algo que les resulte atractivo, interesante, entretenido, profundo, ameno, útil y para ello, lo que necesito es precisamente eso: lectores, gente con ganas de leer y opinar sobre aquello que escribo; gente por la que merezca la pena escribir. ¿Cómo conseguirlo? ¿Cómo hacerlo? Quizá deba ser este mi nuevo reto.

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