viernes, 27 de marzo de 2020

INSOMNIO

Últimamente no estoy durmiendo mucho. ¿Cosas de la reclusión o la baja actividad? Me despierto a las 2, a las 3 de la noche. Me quedo en la cama dando vueltas y más vueltas, viendo las horas pasar. A veces enchufo el ordenador, trato de escribir algo o leer a ver si me llega la fatiga y me duermo… Incluso en primavera o verano he llegado a coger la bici y salir a esas intempestivas horas de la noche a dar una vuelta, pero ahora hace frío y está prohibido salir de casa.
Ha habido temporadas que he atravesado situaciones similares, no de reclusión, sino de insomnio, especialmente si me he dedicado a escribir algún libro que me ha enganchado. Así, he llegado a estar algo más de un mes durmiendo solo entre tres y cuatro horas al día, escribiendo frenéticamente, a cualquier hora del día y en cualquier lugar.
En estas etapas, he mantenido una extraordinaria actividad física y mental día y noche, sin percibir fatiga alguna, como si estuviese bajo los efectos de una poderosa sustancia energizante. Pero una vez concluida esa agotadora y apasionante tarea de escritura, me llega un tremendo bajón. Suelo perder peso; las defensas se desploman y me llego a resfriar. Calentura, fatiga, tos y todas esas cosas en apariencia insignificantes y que ahora parecen preocupar de verdad a las personas.
En esta situación de cuarentena es algo diferente. Me está costando escribir. Por el momento no estoy enganchado a esa novela que hace años que tengo entre manos. Con esta reclusión forzosa, aunque sigo trabajando y saliendo de casa por ello, podría dedicar más tiempo a escribir con tranquilidad; podría descansar… Pero no lo soporto. Me corroe la inactividad pese a cierto temor a contagiarme o contagiar cualquier cosa que pudiese pasar desapercibida y que a su vez resultara ser mortal para otras personas. Lo único que me apetece de verdad es pasarme el día encerrado con mi mujer y comerle el co… como si no hubiese mañana. Bueno, cosas del fin del mundo y eso, pero con el colecho, los niños todo el día en casa, la fatiga, el desinterés o los turnos de trabajo… ¡Misión imposible! Así que este es otro ingrediente más que contribuye a turbar mis sueños.
Busco la manera de reengancharme a la escritura de esta novela cuyo plazo de concurso se aproxima y que ha supuesto un reto personal en numerosas ocasiones. Pero ahora me falta esa pasión, esa chispa que he tenido en otras ocasiones. Tengo muchas ideas al respecto, diferentes versiones y situaciones interesantes, pero me está costando encauzarla, atraparme, encontrar esa óptica adictiva que me haga escribir y disfrutar como un poseso. Y mientras, veo pasar las horas de la cuarentena.

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